La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

domingo, 5 de octubre de 2014

Introducción al clado Aves en el Día de las Aves, 4 de octubre.



AVES

Origen dinosauriano de las aves



Las evidencias fósiles y los numerosos análisis biológicos han demostrado que las aves son dinosaurios terópodos. Más específicamente, son miembros de Maniraptora, un grupo de terópodos que incluyen también, entre otros, a dromeosaurios y oviraptóridos. A medida que los científicos han descubierto más terópodos no-avianos que están cercanamente relacionados con las aves, la distinción antes clara entre no-aves y aves se ha vuelto borrosa. 

Los recientes descubrimientos en la provincia de Liaoning del noreste de China demuestran que muchos pequeños dinosaurios terópodos tenían plumas, lo que contribuye a esta ambigüedad de límites. 

La visión del consenso en la paleontología contemporánea es que las aves son el grupo más cercano a los deinonicosaurios, que incluyen a dromeosáuridos y troodóntidos. Juntas, estas tres forman el grupo Paraves.
El dromaeosaurio basal Microraptor tiene características que pueden haberle permitido planear o volar.
Los deinonicosaurios más basales eran muy pequeños. Esta evidencia eleva la posibilidad de que el ancestro de todos los paravianos pudiera haber sido arbóreo, o pudiera haber sido capaz de planear.

Archaeopteryx, del Jurásico Superior, es muy conocido como uno de los primeros fósiles transicionales que fueron encontrados y aportó apoyo a la teoría de la evolución a finales del siglo XIX. Archaeopteryx tiene caracteres claramente reptilianos: dientes, dedos de la mano con garras, y una larga cola similar a la de lagartos, pero tiene alas finamente preservadas con plumas de vuelo idénticas a las de las aves modernas. No se considera un ancestro directo de las aves modernas, pero sí el más antiguo y primitivo miembro de Aves o Avialae, y está probablemente muy cercano al ancestro real.

Sin embargo, contradiciendo lo anterior, se ha sugerido por otros autores que Archaeopteryx fue un dinosaurio que no era más cercano a Aves de lo que fueran otros grupos de dinosaurios,[] y que Avimimus es un ancestro más plausible de todas las aves que Archaeopteryx

Avimimus (lat. "imitador de aves") es un género representado por una única especie de dinosaurio terópodo avimímido, que vivió a finales del período el Cretácico, hace aproximadamente 70 millones de años, en el Campaniano, en lo que hoy es Asia. El primer especimen fue descubierto y  descrito oficialmente por el Doctor Sergi Kurzanov en 1981. En 1991, Sankar Chatterjee creó el orden Avimimiformes para incluir al avimimo, pero actualmente está en desuso. La especie tipo es A. portentosus.
 
Avimimus era un dinosaurio pequeño, de 45 centímetros de altura hasta la cadera y un largo de alrededor de 1,6 metros. Su cráneo, pequeño en comparación con el cuerpo, pero tenía un gran cerebro y unas cuencas oculares desmesuradas. El tamaño de los huesos que rodean la cavidad craneana y estarían dedicados a proteger el encéfalo eran grandes. Esto es consistente con el hecho de que Avimimus haya tenido un gran cerebro. 



Cráneo de Avimimus.

Como en los cercanos Oviraptoridae y Caenagnathidae, en el lugar de los dientes, presentaba un pico córneo, muy semejante al de los loros. A diferencia de estos, una serie de proyecciones similares a dientes en el borde premaxilar pudo haberle dado un borde aserrado. El pico desdentado de Avimimus sugiere que debe habes sido herbívoro o omnívoro. Kurzanov por su lado, cree que Avimimus habría sido insectívoro. El foramen magnum, el agujero que permite que la médula espinal conecte con el cerebro, era proporcionalmente grande en Avimimus. El condilo occipital, en cambio, era pequeño, lo que sugiere que la cabeza era pequeña.

El cuello en sí mismo era largo y delgado, y se compone de vértebras mucho más alargadas que en otros oviraptorosaurianos. A diferencia que los oviraptóridos y cenagnátidos, carencia de las aberturas en la de la parte posterior de las vértebras para sacos aéreos , sugiriendo que Avimimus es más primitivo que estos animales.


Reconstrucción esqueletica Avimimus

Los brazos son relativamente cortos. Los huesos de la mano se fusionan juntos, como en las aves modernas, y un canto en el cúbito  fue interpretado como punto de accesorio para las plumas por Kurzanov. Kurzanov, en 1987, también divulgó la presencia de una quilla, y mientras que Chiappe confirmó la presencia de topetones en el cúbito, su función seguía siendo confusa. 

Kurzanov, convencido que eran puntos de accesorio para las plumas que concluyó que Avimimus puede haber sido capaz de un vuelo débil. La presencia de plumas ahora se acepta extensamente, pero la mayoría de los paleontólogos no creen que Avimimus pudiera volar. El ilion estaba orientado casi horizontalmente, dando por resultado caderas excepcionalmente amplias. Poco se sabe de cola pero la cadera sugiere que la cola fuera larga. 

Con piernas extremadamente largas y delgadas, sugieren que Avimimus era un corredor sumamente especializado. Las proporciones de los huesos de la pierna agregan peso adicional a la idea de Avimimus tenía comportamiento cursorial. Las espinillas eran largas en comparación con sus muslos, rasgo común con los animales corredores. Habría pisado sobre tres dedos con unas garras estrechas. 

Durante el Cretácico se produjo una amplia diversificación de las aves primitivas en una gran variedad de formas 

Las aves se diversificaron en una amplia variedad de formas durante el periodo Cretácico.[]
Muchos grupos retuvieron sus características primitivas, como alas con garras, y dientes, aunque los dientes se perdieron de forma independiente en algunos grupos de aves, incluidas las aves modernas.
Mientras las formas más primitivas, como Archaeopteryx y Jeholornis, retuvieron la cola larga ósea de sus ancestros, las colas de las aves más avanzadas se acortaron con la aparición del hueso pigóstilo en el clado Pygostylia.




 Archaeopteryx

El primer linaje grande y diverso de aves de cola corta que evolucionó fue Enantiornithes (significa "aves opuestas"), llamado así porque la construcción de sus huesos del hombro estaba invertida respecto a la de las aves modernas. Enantiornithes ocupó un amplio espectro de nichos ecológicos, desde sondeadoras en la arena, como las limícolas, y comedoras de pescado, hasta las formas arborícolas y comedoras de semillas. 


Linajes más avanzados se especializaron también en comer pescado, como la subclase Ichthyornithes ("aves-pez") con apariencia de gaviota

Un orden de aves marinas del Mesozoico, Hesperornithiformes, se adaptó tan bien a la pesca en ambientes marinos que perdieron la capacidad de volar y se hicieron primariamente acuáticos. A pesar de su especialización extrema, Hesperornithiformes incluye los parientes más cercanos de las aves modernas. 

AVES


Archaeopteryx Archaeopteryx 2B.JPG

Pygostylia

Confuciusornithidae Confuciusornis sanctus (2).jpg

Ornithothoraces

Enantiornithes Iberomesornis-modelB.jpg

Ornithurae

Hesperornithiformes Hesperornis BW.jpg


Neornithes Fringilla coelebs chaffinch male edit2.jpg






Filogenia de las aves basales según Chiappe, 2007

La radiación evolutiva de las aves modernas

Algunos de los linajes basales de Neornithes comenzaron a evolucionar hacia el final del Cretácico, como demuestra el descubrimiento de Vegavis, y se dividieron en dos linajes, los superódenes Palaeognathae y Neognathae



Clasificación de las aves modernas
basada en la Taxonomía de Sibley-Ahlquist.



En Palaeognathae se incluyen Tinamiformes y Struthioniformes.
Se acepta que la rama Neognathae se dividió antes de finalizar el Cretácico, cuando evolucionó el clado basal Galloanserae (que contiene patos, gallos y formas afines). 

No existe acuerdo sobre cuándo ocurrió la división múltiple de las demás neognatas, o clado Neoaves, si antes o después del evento de extinción del límite Cretácico-Terciario cuando desaparecieron los demás dinosaurios.
Este desacuerdo se debe en parte a la divergencia de las evidencias. La datación molecular sugiere una radiación cretácica, mientras que las evidencias fósiles solo prueban la radiación en el Terciario. Los intentos de reconciliar las evidencias moleculares y fósiles han sido controvertidos.

Fósiles de pingüinos primitivos de 61 millones de años de antigüedad han servido para hacer una calibración de la datación molecular que implica que el grupo corona Neoaves ya se había diversificado antes del evento de extinción Cretácico-Terciario. 

Además se puede estimar a partir de esto que por lo menos hace 72 millones de años ya había ocurrido la separación del linaje de las aves acuáticas superiores del de las limícolas.
Luego esos linajes ya diversificados de las Neornithes actuales tuvieron durante el Paleoceno una radiación adaptativa explosiva cuando se desarrollaron 16 nuevos órdenes
.
En el final del Mioceno ya existían la mayoría de los géneros de aves actuales. 

El número de especies de aves puede haber llegado hasta 21.000 hacia el principio del Pleistoceno (hace 1,5 millones de años), pero se redujo a cerca de la mitad debido a los cambios climáticos, las glaciaciones, y los intercambios faunísticos entre continentes.

El número de especies de aves vivientes se establece entre unas 9.800 y 10.050. Se estima que cuando se termine la caracterización por secuenciación de ADN de todas las aves puedan identificarse numerosas nuevas especies mediante identificación de formas crípticas dentro de especies reconocidas basándose en las diferencias de ADN. 


 
La subfamilia Drepanidinae se han diversificado y adaptado a los diferentes nichos ecológicos del archipiélago de Hawái.

La facultad de vuelo fue decisiva en la extraordinaria diversificación de las especies de aves respecto a otros tetrápodos (lo mismo ocurrió con los insectos respecto a los demás artrópodos o con los murciélagos respecto al resto de mamíferos). 

La llegada casual de algunos individuos a un territorio geográficamente aislado puede ser el origen de una nueva población que en el transcurso del tiempo acumule diferencias genéticas respecto a la población madre originaria, por azar o por adaptación a nuevos ambientes mediante la acción de la selección natural

Algunas islas han desarrollado avifaunas diferenciadas por vicarianza (especiación alopátrica o especiación alopátrida, la especiación por aislamiento geográfico por una barrera geográfica )a partir de especies colonizadoras, o diversificadas a partir de pocas especies que se adaptaron por radiación a la explotación de distintos nichos ecológicos sin los competidores y predadores habituales de sus territorios de origen.
Este es el caso de los pinzones de Darwin, en las Galápagos, de los mieleros hawaianos o de las vangas en Madagascar

La diferenciación evolutiva de nuevas especies de aves no se detiene, y puede, en ocasiones, ocurrir en tiempo relativamente breve, como se comprueba en las islas volcánicas de corta historia geológica.

La radiación adaptativa es un proceso que describe la rápida especiación de una o varias especies para llenar muchos nichos ecológicos.

Este es un proceso de la evolución (evolución divergente en el caso de dos o más especies con origen común), cuyas herramientas son la mutación y la selección natural.

La radiación adaptativa ocurre con frecuencia cuando se introduce una especie en un nuevo ecosistema, o cuando hay especies que logran sobrevivir en un ambiente que le era hasta entonces inalcanzable. Por ejemplo, los pinzones de Darwin de las islas Galápagos se desarrollaron de una sola  especie de pinzones que llegaron a la isla

 

Las aves, hoy, son animales vertebrados, de sangre caliente, que caminan, saltan o se mantienen solo sobre las extremidades posteriores, mientras que las extremidades anteriores están modificadas como alas que, al igual que muchas otras características anatómicas únicas, son adaptaciones para volar, aunque no todas vuelan. Tienen el cuerpo recubierto de plumas y, las aves actuales, un pico córneo sin dientes. Para reproducirse ponen huevos, que incuban hasta su eclosión.

Su posterior evolución dio lugar, tras una fuerte radiación, a las más de 10.000 especies actuales. 

La última lista de Clements incluye 10.157 especies vivas más 153 extintas en tiempos históricos.


En los últimos 500 años se han extinguido más de 150 especies como consecuencia de actividades humanas, y, actualmente, son más de 1.200 las especies de aves amenazadas que necesitan esfuerzos para su conservación



Las aves son los tetrápodos más diversos; sin embargo, tienen una gran homogeneidad morfológica en comparación con los mamíferos. Las relaciones de parentesco de las familias de aves no siempre pueden definirse por morfología, pero con el análisis de ADN comenzaron a esclarecerse.

Las aves habitan en todos los biomas terrestres, y también en todos los océanos. El tamaño puede ser desde 6,4 cm en el colibrí zunzuncito o pájaro mosca o elfo de las abejas (Mellisuga helenae) es la especie más pequeña de los colibríes y de las aves en general. Habita en Cuba y en la Isla de la Juventud (Isla de Pinos) hasta 2,74 metros en el avestruz (Struthio camelus) puede alcanzar los 3 metros de altura y pesar unos 180 kg.
  
Pájaro mosca (Mellisuga helenae)

Los comportamientos son diversos y notables, como en la anidación, la alimentación de las crías, las migraciones, el apareamiento y la tendencia a la asociación en grupos. La comunicación entre las aves es variable y puede implicar señales visuales, llamadas y cantos. Algunas emiten gran diversidad de sonidos, y se destacan por su inteligencia y por la capacidad de transmisión cultural de conocimientos a nuevas generaciones.
Las aves viven y crían en la mayoría de los hábitats terrestres y están presentes en todos los continentes, incluso en el territorio antártico donde anidan las colonias de petreles níveos, las aves más australes. 

La mayor diversidad de aves se da en las regiones tropicales, y el país con el mayor número de especies en el mundo es Colombia, seguido por Perú y Brasil. Otras avifaunas notables por su cantidad de endemismos son las de Nueva Zelanda, de Madagascar y de Australia, las cuales, a diferencia de las de países sudamericanos, cuentan además con un considerable número de taxones superiores endémicos. 

La región biogeográfica con mayor número de especies, con unas 3.700 (más de la tercera parte mundial), es el Neotrópico (incluye América del Sur, América Central, tierras bajas de México y las Antillas). Además, 31 familias son endémicas del Neotrópico, más del doble que en cualquier otra región biogeográfica.

Tradicionalmente se ha considerado que la alta diversidad tropical era resultado de unas mayores tasas de especiación; sin embargo, estudios recientes descubrieron que en las altas latitudes hay mayores tasas de especiación que son compensadas por tasas de extinción más altas.
 
Numerosas familias de aves se han adaptado a vivir en el mar, algunas especies aves marinas pelágicas que sólo recalan en tierra para criar, y se sabe que algunos pingüinos llegan a bucear hasta a 300 m de profundidad.
Muchas especies de aves se han establecido en regiones donde han sido introducidas por el hombre. 



Otras introducciones han sido accidentales, este es el caso de varias especies de loros, como la cotorra argentina que a partir de ejemplares cautivos escapados se ha establecido en numerosas ciudades de Norteamérica, Sudamérica y Europa. 

Algunas especies, como la garcilla bueyera, el chimachimá, o la cacatúa galah, han colonizado de forma natural en regiones fuera de sus áreas de distribución original, gracias a que la agricultura ha creado ecosistemas adecuados para estas especies.

Territorios, nidos, huevos
 

Muchas aves defienden activamente un territorio de las intromisiones de sus congéneres durante la época de cría; al mantener su territorio aseguran las fuentes de alimento para sus pollos. Las especies que no defienden un territorio, como las aves marinas o los vencejos, a menudo crían en colonias; al criar en colonias se consigue cierta protección contra los depredadores. En las colonias las aves defienden sus lugares de anidamiento y la competencia por estos lugares puede ser intensa. 

Las colonias de cría del tejedor sociable se encuentran entre las estructuras más grandes creadas por las aves.

Todas las aves ponen huevos amnióticos con cáscaras duras compuestas en su mayor parte por carbonato cálcico. Los huevos de las especies que anidan en agujeros o madrigueras suelen ser blancos o de colores claros, mientras que los huevos de las que anidan en el suelo o entre la vegetación por lo general se camuflan con el entorno. Hay, sin embargo, muchas excepciones a esta regla; por ejemplo los chotacabras anidan en el suelo, pero sus huevos son blancos y el camuflaje se consigue por su plumaje. En las aves que son víctimas de los parásitos de puesta sus huevos tienen patrones de color variantes, adaptación que aumenta las probabilidades de descubrir el huevo del parásito en el nido, esto a su vez dirigió una adaptación en las hembras parásitas que ajusta los colores de sus huevos a los de sus hospedadores

Los huevos suelen ser incubados en un nido. La mayor parte de las especies construyen un nido más o menos trabajado, que puede ser una copa, una bóveda, una plataforma, un montículo, una madriguera o una simple escarbadura en el suelo. Algunos nidos son, en cambio muy sencillos; los albatros ponen los huevos casi directamente sobre el suelo. La mayor parte de las aves ubican sus nidos en lugares protegidos y ocultos para evitar a los depredadores, pero en las especies coloniales, que tienen mayor capacidad de defensa, los nidos se sitúan en zonas más expuestas. Durante la construcción, algunas especies recogen plantas provistas de toxinas dañinas para los parásitos, lo que favorece la supervivencia de sus pollos, y a menudo se usan las plumas como aislamiento térmico. Varias especies de aves no tienen nidos; el arao común cría en acantilados donde deposita los huevos directamente sobre la roca, y el pingüino emperador guarda e incuba sus huevos entre sus pies y su cuerpo. La ausencia de nidos es más común en especies que anidan en el suelo, ya que sus pollos suelen ser precoces.

La incubación generalmente comienza cuando se ha puesto el último huevo y tiene el fin de optimizar su temperatura para el correcto desarrollo del embrión. En las especies monógamas la incubación suele ser una tarea compartida, mientras que en las especies polígamas el encargado es solo uno de los progenitores. El calor de los padres pasa a los huevos a través de unas zonas concretas del vientre o del abdomen del ave que han perdido las plumas y tienen la piel descubierta. La incubación puede ser un proceso que demanda mucha energía; los albatros adultos, por ejemplo, pierden hasta 83 g de peso por día de incubación. El calor en la incubación de los huevos de los talégalos proviene del sol, de la descomposición de la vegetación o del calor del suelo en zonas volcánicas. Los períodos de incubación varían mucho, desde 10 días en los cucos, pájaros carpinteros y paseriformes, hasta más de 80 días en los albatros y en los kiwis.




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