La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

viernes, 11 de julio de 2014

Gaia: Diosa griega de la Tierra


La hipótesis de Gaia es un conjunto de modelos científicos de la biosfera en el cual se postula que la vida fomenta y mantiene unas condiciones adecuadas para sí misma, afectando al entorno.

Según la hipótesis de Gaia, la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coherente donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos.
Gaia se comportaría como un sistema auto-regulador (que tiende al equilibrio). La teoría fue ideada por el químico James Lovelock en 1969 (aunque publicada en 1979) quien estaba trabajando en ella cuando se lo comentó al escritor William Golding, fue éste quien le sugirió que la denominase “Gaia”,diosa griega de la Tierra (Gaia o Gaya).
James Lovelock y la hipótesis de Gaia
 
Con anterioridad a la formulación de la Hipótesis de Gaia se suponía que La Tierra poseía las condiciones apropiadas para que la vida se diese en ella, y que esta vida se había limitado a adaptarse a las condiciones existentes, así como a los cambios que se producían en esas condiciones. La hipótesis de Gaia lo que propone es que dadas unas condiciones iniciales que hicieron posible el inicio de la vida en el planeta, ha sido la propia vida la que las ha ido modificando, y que por lo tanto las condiciones resultantes son consecuencia y responsabilidad de la vida que lo habita.
Hace entre mil y dos mil años los organismos que vivían en la Tierra eran anaeróbicos, dado que apenas existia oxígeno en el agua y en la atmósfera. Resultó que algunos (algas microscópicas y algunas bacterias, más tarde lo harían algunas plantas) empezaron a usar el CO2 en sus ciclos de vida y el agua empezó a quedarse con el carbono y el hidrógeno y a liberar oxígeno como producto de desecho (fotosíntesis). Llegó un momento en el que hubo tanto oxígeno en la atmósfera que las bacterias anaeróbicas, antes dominantes comenzaron a disminuir y a quedarse arrinconadas en lugares remotos como el lodo del fondo de los lagos. Ello creo las condiciones que conocemos hoy donde existen dominando multitud de organismos aeróbicos.
Esta teoría se basa en la idea de que la biosfera autorregula las condiciones del planeta para hacer su entorno físico (especialmente temperatura y química atmosférica) más hospitalario con las especies que conforman la «vida».

 
La Selva como ecosistema con mayor variedad de especies
 
La hipótesis Gaia define esta «hospitalidad» como una completa homeostasis. La homeostasis propiedad de los organismos vivos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior (metabolismo).
 
Se trata de una forma de estado estacionario dinámico que se hace posible gracias a una red de sistemas de control realimentados que constituyen los mecanismos de autorregulación de los seres vivos. Ejemplos de homeostasis son la regulación de la temperatura, balance entre acidez y alcalinidad (pH). 
A otro nivel, la retroalimentación negativa tiende a estabilizar un sistema corrigiendo las desviaciones del punto de ajuste y constituye el principal mecanismo que mantiene la homeostasis. Algunos ejemplos son la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el ritmo respiratorio, el pH de la sangre, la temperatura corporal y la concentración osmótica de los fluidos corporales.
Un modelo sencillo que suele usarse para ilustrar la hipótesis Gaia es la simulación del mundo de las margaritas.

El mundo de las margaritas es la hipótesis de un mundo que orbita un sol cuya temperatura está aumentando lentamente. El planeta se siembra con dos variedades diferentes de margaritas como únicas formas de vida: margaritas negras y blancas. Las margaritas blancas tienen pétalos que reflejan la luz, y la otra variedad tiene pétalos negros que absorben la luz. Ambas especies tienen la misma curva de crecimiento (o sea, su tasa de reproducción es la misma en función de la temperatura) pero las margaritas negras son en sí mismas más calientes que las blancas y que la tierra desnuda. Un planeta con predominio de margaritas blancas es más frío que otro con más margaritas negras.

Al principio de la simulación, mundo de margaritas es tan frío que solo unas pocas margaritas negras y casi ninguna blanca pueden sobrevivir. Siempre que la temperatura del planeta disminuya, las flores negras predominarán, absorben calor de sol, lo que hace que la temperatura del planeta aumente, permitiendo una mayor proliferación de margaritas negras y mayor absorción de calor. Cuando el planeta se hace más cálido, las margaritas blancas comienzan a reproducirse más, y a la larga, el planeta alcanza un punto de equilibrio en la temperatura. Cualquier incremento de temperatura es combatido por una mayor proporción de margaritas blancas; cualquier disminución de la temperatura conduce a tener un mayor número de margaritas negras.

Un sistema así, es extraordinariamente estable frente a las variaciones de energía solar incidente; todo el planeta se mantiene en homeostasis.

 

Finalmente la temperatura se hará demasido alta para ser contrarrestada por las margaritas y el calor arrasará el planeta.

Sor Juana Inés de la Cruz, religiosa y escritora novohispana, mejicana del siglo XVII, ya escribió: "Ayudando el uno al otro, con mutua correspondencia, la abeja a la flor fecunda, y ella a la abeja sustenta".
Existen unos servicios ambientales que se producen dentro del planeta que sirven para el sustento de sí mismo, para el sustento de la vida.



En un centimetro cúbico de suelo, viven miles de bacterias, hongos, ácaros, insectos, gusanos, etc., sin ellos, el suelo dejará de ser fértil, porque estos organismos descomponen los residuos naturales (hojas, plantas, animales muertos) conviertiéndolos en nutrientes para plantas.
Es decir, el suelo con ello, da soporte a la vegetación, que actúa como esponja reteniendo el agua dulce, que más tarde mana en forma de fuentes, regatos. Si elimináramos estas especies que vivifican el suelo, quedaría una superfície yerma, inerte como el cemento, sobre la que nos resultaría imposible vivir.
También, son los animales, las plantas y los microorganismos los que depuran el agua dulce de los ríos, absorbiendo y modificando los productos perjudiciales, "la conocida como capacidad biodepuradora de los ríos" (que tiene también tiene sus límites).
Los bosques retienen el suelo disminuyendo el riesgo de avalanchas, erosión, desertización, mientras que los carrizales y espadañas de lagunas y marjales frenan las aguas y evitan inundaciones.
 
Es indiscutible la importancia que tienen los bosques a nivel mundial; a diario y sin darnos cuenta recibimos grandes servicios por parte de los bosques, a pesar de encontrarnos a grandes distancias de ellos, por ejemplo en la purificación del aire y agua, reducción del efecto invernadero (calentamiento global del planeta), entre otros. En la práctica, los servicios ambientales representan un subsidio a la humanidad, que no está siendo incorporado ni analizado apropiadamente.
El valor económico de estos servicios ambientales se ha calculado entre el doble y el triple del PIB (producto global bruto) mundial cada año, aunque en realidad se trata de servicios que como todo el mundo comprendera son impagables y, por ello, no tienen precio.
 
No es casual que donde hay flores haya insectos, dado que los dos grupos han evolucionado conjuntamente y no pueden vivir separados.
Si existen muchas especies de insectos es porque existen muchas especies de plantas y a la inversa.
Admitiendo que las plantas nos ayudan a vivir, estamos admitiendo la importancia de los insectos. El servicio ambiental de los insectos es sumamente esencial para la vida. Cada dia, viajan de flor en flor, atraídos por su color, su olor y finalmente por el néctar u otro alimento que esperan conseguir de ellas, transportan en su cuerpo de unas plantas a otras el polen que debe fecundarlas, gracias al fenómeno de la polinización producirán frutos y semillas que alimentaran a los animales, que a su vez dispersarán sus semillas en forma de deyecciones o excrementos facilitando la diversidad genética. Muchos de estos animales herbívoros alimentaran a otros animales carnívoros.
En los trópicos, además de organismos polinizadores como los insectos, tenemos murciélagos frugívoros y colibríes.




 
 
Formando todo una cadena continua, la cadena de la vida, donde son necesarias todas las piezas, es decir, especies, para el cumplimiento de los servicios ambientales.
 
Todas las especies conocidas tienen un servicio ambiental que cumplir, por ello, es tan fundamental para el funcionamiento del planeta, de la biosfera, la presencia de ellas y cualquier pérdida o extinción regresión de una o varias tiene unas implicaciones sobre el funcionamieto de la maquinaria de la vida, es decir, sobre el funcionamiento de la biosfera, el funcionamiento de Gaia, la Pachamama que dirían los indígenas suramericanos dentro de sus ricas culturas.
 
Lo cierto es que se conoce tan poco de la biodiversidad - existen por lo bajo y sin contar a las bacterias, entre 12 y 30 millones de especies de las que solamente tenemos catalogadas alrededor de millón y medio. No podemos imaginar el papel de cada una de ellas en la dinámica de los sistemas vivos, el servicio ambiental en el que está implicada, por lo que insinuar que la pérdida de especies no es tan grave o que alguna es sustituible por otra es una temeridad sin fundamento.
La FAO en un estudio de finales del siglo XX consideró que de las 1.330 especies de plantas, cuya biología reproductora era conocida, con interés agrícola encontró que 7 de cada 10 no se autofecundaban y necesitaban el transporte de polen de unas flores a otras por insectos (himenópteros) y sólo el 2%  usaban el viento para hacerlo.
Las especies trabajan unas con otras generando unos servicios ambientales para que la Tierra sea el planeta vivo que conocemos y nuestra especie pueda vivir en él.
 Especie, símbolo conservacionista
 
Asimismo y desde un punto de vista global, tienen un servicio ambiental físico absolutamente fundamental sobre el clima, las lluvias, el viento, las temperaturas físicas que condiciona igualmente toda forma de vida que la Tierra sustenta.
No se trata de sentimentalismo o de buenas intenciones.
Nuestro interés por conservar especies amenazadas y los biomas en que viven, donde cumplen con sus servicios ambientales, tiene unas sanas y poderosas raíces egoístas.
El mundo hoy tiene más problemas ambientales que nunca, porque cada vez somos más personas, cada vez consumimos más y cada vez utilizamos tecnologías mas agresivas.
Stephen J. Gould escribió: "Los auténticos héroes de la creación son las bacterias. Dudo que consigamos influir algún día de modo significativo en la diversidad bacteriana ¡siempre nos quedaran las bacterias!"
James Lovelock sostiene que la Tierra funciona como un superorganismo llamado Gaia, piensa que la Tierra no morirá porque como todo ser vivo sabrá defenderse y lo hará incluso de nuestra especie si la seguimos hostigando. Es decir, por los motivos antes esgrimidos, la Tierra la estamos matando, pero con nuestra actividad antrópica y nuestra dinámica de población, no lo conseguiremos ni corto ni a medio plazo la vida en el Planeta no desaparecerá, en todo caso desapareceremos nosotros, los humanos, o tendremos que cambiar nuestra forma de vida.
 

miércoles, 9 de julio de 2014

Estudios ambientales de fauna y de su seguimiento

Los estudios y seguimientos de fauna pueden hacerse a nivel de individuo o a nivel de poblaciones o de comunidades.

Pueden realizarse tanto en todo tipo de ecosistemas, tanto terrestres como en ecosistemas acuáticos (dulceacuícolas y marinos).
Los principales grupos faunísticos existentes pueden dividirse principalmente en vertebrados y en invertebrados, si bien caben otros enfoques desde la biología de la conservación.
Entre los primeros se encuentran los peces, anfibios, reptiles, aves y los mamíferos.  Entre los segundos los artrópodos, moluscos, gusanos, equinodermos, medusas y esponjas.
Los estudios incluyen una amplia gama de trabajos segón objetivos y enfoques. El análisis de parámetros biodemográficos de especies faunísticas, su estructura poblacional, la distribución por sexos y edades, la fenología y biología reproductiva, las tasas de mortalidad y supervivencia, la elaboración de modelos de viabilidad poblacional (PVA) y modelos de distribución de especies (MDE).

 Manejo de fauna
 
La determinación de tamaños de población mínima viable y de una población eficiente dese un punto de la conservación y futuro. Su caracterización genética de las poblaciones mediante estudios moleculares, son líneas de trabajo esenciales en la elaboración de planes de conservación, planes de permeabilización de dos poblaciones aisladas (infrastructuras lineales), planes de gestión, planes de recuperación (reintroducciones, translocaciones).
 Paso de fauna en una infrastructura lineal 
 
Ausencia de pasos de fauna. Imermeabilidad equivale a atropellos. 
El trabajo con poblaciones de fauna exótica que pone en peligro a la fauna autóctona es otra disciplina que preocupa desde épocas de introducciones de cangrejos de río y truchas americanas realizadas por organismos preconstitucionales y a los fenómenos derivados de la globalización caso de las colonias establecidas de loros o psitácidos en muchos lugares y ciudades de España. Se requiere el diseño y ejecución de planes de manejo de poblaciones de especies animales exóticas invasoras en el medio natural (mejillón cebra, cangrejo de río americano, visón americano, tortuga de florida, etc.).
 Fauna exótica liberada
La elaboración de Atlas de distribución de especies animales y de su cartografía de ocupación del territorio, muchas veces abrdados desde el fenómeno de la investigación social ayudada por un creciente aumento del voluntariado interesado por la historia natural. Se pueden trabajar desde diferentes líneas según el grupo de fauna objeto de estudio y enfoque tratado.

 
 
 
 
 

En aves atlas de reproducción o de invernada, también la cartografia de las áreas de alimentación foraging areas como áreas de importancia para las aves (IBA). En el caso de mamíferos de simple presencia. Dormideros de aves. Corredores migratorios para armonizarlos con infrastructuras como molinos de viento para la obtención energía limpia.

 Atropellos por ausencia de pasos de fauna
En el apartado de los mastozoología del grupo de quirópteros mayoritario junto con roedores y sorícidos en España, se puede abordar a través de cartografiar los refugios de quirópteros.
Atlas o cartografía de los corredores naturales de fauna tan enormente importantes para el diseño de infrastructuras lineales que los puedan respetar favoreciendo la permeabilidad genética del territorio. Diseño de pasos de fauna y otras medidas para disminuir el impacto sobre la fauna (movimientos y/o migraciones) desde la planificación previa a la puesta en macha de las obras.

 
Enclaves reproductivos de anfibios.
Trabajar con peces permite señalar las áreas de freza de ictiofauna.
Desarrollo de protocolos de manejo, traslado, recuperación y rehabilitación de especies de fauna protegida y cinegéticas.

 Translocación de ejemplar de malvasía
El diseño y ejecución de Programas de reintroducción, reforzamiento y cría en cautividad de especies, se tiene ue hacer desde la investigación y obtención de la certeza de que las causas que llevaron a la regresión o a su extinción no se dan en el momento de abordar este objetivo final, la presencia de una especie antes rara o extinta. Caso del oso pard en los Pirineos.

 
Liberación con collar radiotransmisor para el seguimiento en libertad del ejemplar
 
 Monitoreo mediante la técnica del radiotracking

 Señal de límite de velocidad en zona lincera
La planificación de las acciones y la selección de áreas favorables, el análisis de la viabilidad, la toma de muestras y el análisis del estado sanitario de los individuos destinados a reforzar o a formar una población. Caso de la especie bandera flag species del lince ibérico.

La medición de niveles de contaminantes en especies silvestres/domésticas.
El seguimiento partiendo de inventarios y censos de fauna mediante métodos directos, o más tradicionales.
También mediante métodos indirectos, con mayor aceptación en la actualidad por sus excelentes resultados. Entre los últimos sin duda la herramienta más moderna y potente es la identificación mediante técnicas de genética molecular que permiten estudios a nivel individual a partir de restos biológicos (a partir de excrementos, por ejemplo). El caso de la presencia de un escaso número de lobo en Cataluña (Canis lupus italicus).

 Fototrampeo de lobo

Terrible imagen de un lobo que ha caído en un cepo
Las metodologías de censo de fauna, tanto directas como indirectas: transectos para localización directa; puntos fijos de observación; esperas y estaciones de escucha; foqueos nocturnos spot lighting; trampeos selectivos; registro de ultrasonidos (quirópteros); transectos de indicios (huellas, excrementos, etc.); trampas de pelo; trampas de huellas; trampeo fotográfico.

 
Los programas de prevención y control de fauna en zonas urbanas, puertos y aeropuertos.
Sistemas específicos de erradicación de especies sobreabundantes, molestas o nocivas, y sistemas de exclusión de fauna (palomas, estorninos).


Actuaciones puntuales de traslados de fauna mediante pesca eléctrica desde cauces semisecos a cauces con corriente estable de aguas (salmónidos y ciprínidos), trampeos específicos, teleanestesia, etc.

lunes, 7 de julio de 2014

La Reserva Biológica de Doñana (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC) cumple medio siglo, fue el primer paso para la creación del Parque Nacional de Doñana en 1968.

En la marisma de Doñana, donde reinaron siempre el paludismo y los señoritos, nació José Boixo un 30 de septiembre de 1935, diez meses antes del inicio de la Guerra Civil. Doñana era entonces uno de los cotos de caza más grandes de España, un lugar aislado en la margen derecha del Guadalquivir donde aristócratas y reyes iban a matar venados, jabalíes, patos, linces, zorros y otras alimañas, también Alfonso XIII, que durante catorce años fue cada invierno de montería antes de refugiarse en Roma.


En aquel tiempo, Doñana era virgen y salvaje y solo había pasado por manos de unas pocas familias. Durante seis siglos, el coto perteneció a los duques de Medina Sidonia, hasta que en 1900 Guillermo Garvey lo compró por 150.000 duros y más tarde lo recibieron en herencia los duques de Tarifa. En 1935, tras la muerte de estos, los marqueses de Borghetto obtuvieron la propiedad de las 27.000 hectáreas en pago de una deuda, y más o menos por aquellos días el padre de Boixo se mudó del Coto del Rey a la marisma de Hinojos a cuidar las reses de unos ganaderos de Villamanrique de la Condesa.
 
La marisma era un territorio inhóspito que ni siquiera los ingleses habían logrado domar, pese a que trataron de cultivar algodón y arroz en los años veinte sin éxito. Solo había por estas tierras unos cientos de carboneros, mieleros, piñeros, salineros, leñadores, aparceros, arrieros y otros oficios más deseados, los de guardas y caseros de los palacios de Doñana y de las Marismillas.

 
“La vida aquí era muy dura… muy dura”, recuerda Boixo ante uno de los alcornoques centenarios del coto, hoy parte de un espacio natural protegido que se ha ido ampliando hasta 108.000 hectáreas, del que son su corazón la Estación Biológica y el Parque Nacional de Doñana, declarado reserva de la biosfera y patrimonio de la humanidad por la Unesco.

 
El humedal de Doñana, que abarca territorios de las provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz, es el más importante del continente, con varios ecosistemas diferentes y una situación privilegiada entre Europa y África, donde cada año pasan el invierno cientos de miles de aves acuáticas y se conservan especies al borde de la extinción como el lince ibérico y el águila imperial. Doñana es, además, “un icono internacional de la conservación”, asegura Juan José Negro, director de la Estación Biológica, que ahora cumple 50 años de su fundación por José Antonio Valverde, el naturalista que logró concienciar al mundo de la importancia de preservar el lugar cuando, bajo el franquismo, empezaba a urbanizarse la playa y desecarse la marisma para cultivar, lo que hubiera supuesto su final.
 
José Antonio Valverde (Valladolid, 1926 - Sevilla, 2003) fue uno de los pioneros de la conservación del patrimonio natural y su biodiversidad en España. Zoólogo, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) fundó la Estación Biológica de Doñana (EBD) y el propio Parque Nacional de Doñana. Fue su artífice, su impulsor hasta su creación. Sentó las bases de la conservación de la naturaleza e hizo avanzar la ciencia española en los duros años de la postguerra. Fue uno  de los sabios universales más interesantes de la historia reciente de España, como reconocieron los numerosos premios y distinciones que recibió a lo largo de su vida y la admiración que le profesaron todos los que le trataron. Junto a Valverde destacan en la creación de la EBD y el Parque Nacional, personajes muy relevantes como Luc Hoffmann y José María Albareda.

 

 
Doñana fue una de las grandes creaciones de Valverde, fue una batalla épica por conservar su riqueza natural. 
José Antonio Valverde y Félix Rodríguez de la Fuente, cerro de los ánsares, 1967
 
Promovió la movilización internacional para la adquisición de una finca en Doñana de 6.000 hectáreas de superficie, que permitió crear la Reserva Biológica, fundada en 1964. En 1968 logró la declaración del Parque Nacional, con otras 30.000 hectáreas de superficie protegidas. El WWF, reforzando el apoyo económico de Luc Hoffmann y otros, fue esencial para adquirir primero Doñana en 1963 y Guadiamar más tarde en 1968, así como promover a Franco la propuesta de Parque Nacional , gracias al éxito internaional del WWF movilizando sucesivamente a las delegaciones que surgieron en los países europeos ricos. Todo ello convenció a Franco y tras unas reuniones entre el entonces Director General de Montes (Ministerio de Agricultura) y el comité directivo de la Reserva Biológica de Doñana (formado por CSIC, WWF y ADENA) se presentó la propuesta de Parque Nacional de 35.000 hectáreas siendo aprobado y publicado en el B.O.E. en 15 de agosto de 1968 sin figurar todavía la delimitación exacta.
 Comunidad de vertebrados
 
La lucha para evitar la destrucción de Doñana y su entorno, así como la trama de relaciones diplomáticas y consentimientos políticos que Valverde tuvo que desplegar para conseguirlo, buscando donantes internacionalmente y adquiriendo finca tras finca para constituir un todo protegido es un fenómeno encomiable y reservado a muy pocas iniciativas parecidas sucedidas posteriormente en nuestro país.
 
La creación del Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF internacional) y su sección española ADENA, de la que fue su primer presidente el entonces Príncipe de Asturias y, hasta días muy recientes Rey Juan Carlos I; la génesis de lo que hoy es la escuela de científicos de la Estación Biológica de Doñana (EBD), que ha hecho de España una potencia en investigación científica sobre Biología de la Conservación; la explosión de vida que representa la Marisma y los avances y retrocesos en su conservación, constituyen una dura batalla histórica ganada para la conservación de la biodiversidad y del avance científico en España.


 

 
“Si Valverde llega a venir más tarde, esto no existiría”, dice Boixo, que entre 1965 y 2000 fue guarda mayor de la Estación Biológica, institución científica de prestigio internacional adscrita al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en cuya plantilla hay 47 investigadores.
 
Doñana era un joven condenado a muerte; ahora es una persona mayor, pero indultada, dice Miguel Delibes de Castro, exdirector de la Estación Biológica.
 
Estamos en la Cota 32, una de las alturas privilegiadas de Doñana, desde donde Boixo mira al Charco del Toro, una laguna seca. Al sur se ve Matalascañas, pueblo turístico que en verano multiplica por 40 su población hasta sobrepasar los 100.000 habitantes. Al llegar a Matalascañas desde Almonte se ven en la carretera los cuatro o cinco pozos que extraen agua para esta comunidad del acuífero 27, el mismo que nutre Doñana. Los pozos están a unos pocos metros del linde del coto y, según organizaciones ecologistas, son uno de los problemas graves que atentan contra Doñana junto a los más de mil pozos ilegales que riegan los cultivos de fresa y arándanos en la zona.
 
“Desde que hicieron el campo de golf en Matalascañas nunca más se ha llenado el Charco del Toro ni otras lagunas de por aquí cerca”, afirma Boixo, que ha vivido aquí toda su vida. “Yo solo salí de aquí a hacer la mili, era de la quinta del 56”, dice mientras observa con nostalgia los paisajes de toda su vida: están las dunas móviles, que avanzan desde el mar hacia el interior sepultando pinares que después vuelven a resurgir petrificados; el monte y el bosque mediterráneo, rico en flora y fauna, donde los antiguos dueños introdujeron ciervos, gamos y otros animales para repoblar sus cazaderos; la fértil vera, donde se unen el monte y la marisma, y la inmensa planicie marismeña, con sus lucios y sus aguas someras que en invierno se llenan de patos, garzas, flamencos, espátulas y decenas de especies de aves acuáticas.
A los nueve años de edad, Boixo mató su primer lince, cuenta durante un paseo por el coto. “Estaba fuera de mi casa con la escopeta y disparé a algo que se movía. Entré corriendo: ‘Papá, papá, he matado un león’; ni yo mismo sabía lo que era aquello”. Era el año 1944 y ya los Borghetto habían vendido 17.000 hectáreas de su propiedad al marqués de Bonanza (Manuel González Gordon), el marqués de Mérito y Salvador Noguera, que constituyeron la Sociedad del Coto del Palacio de Doñana.
“En aquel tiempo, los dueños te pagaban por matar depredadores y alimañas. Un lince eran cuatro duros; un zorro, tres duros; un milano o un águila, tres pesetas; una comadreja, dos”. Hasta los 14 años, a eso se dedicó, hasta que en 1952 Franco ordenó plantar eucaliptos en Doñana para producir celulosa bajo amenaza de expropiación, y durante años José Boixo estuvo trabajando en eso.
“Todavía hoy se están arrancando aquellos árboles”, cuenta Héctor Garrido. Desde 1991 es el fotógrafo y censador de aves y en estos momentos la avioneta en que realiza el censo de enero de 2014 sobrevuela Los Sotos, en la zona noroeste del parque nacional, donde se ve abajo varios hombres que trabajan quitando eucaliptos. “Es un árbol que hace mucho daño en Doñana pues demanda mucha agua, empobrece el suelo y modifica los ecosistemas originales”, explica Garrido.
 
Foto de archivo de las célebres pajareras donde comenzaron las campañas de anillamiento de aves zancudas como garzas, espátulas impulsadas por J.A. Valverde
 
La avioneta vuela bajo y pasa por el ojo de Martinazo, la laguna de Santa Olalla, el cerro de los Ánsares, el lucio de Mari López, la punta de Malandar, el brazo de la Torre y otros lugares espectaculares de donde salen miles de patos cuchara, cercetas y silbones, además de varias bandadas de moritos, una de las especies que habían desaparecido completamente en los años cuarenta y que hoy es muy abundante.
 
 
Pese a que este invierno casi no ha llovido, desde el cielo el coto se ve majestuoso. Hay lucios y lagunas con bastante agua y allí se observan las mayores concentraciones de pájaros. Después de dos horas y media de vuelo, Héctor habrá contado 30.000 ánsares, 25.000 flamencos, 50.000 agujas colinegras y 95.000 patos…, en total, cerca de 300.000 aves acuáticas. “Algunos años buenos de lluvia hemos censado hasta 750.000 aves en el invierno”, dice al ayudante de Héctor, José Luis, mientras desde el aire señala unas marcas de ruedas que surcan la marisma. Son las rodadas de los camiones que realizan trabajos forestales dentro del coto y que en vez de coger siempre por el mismo lugar cruzan por donde les viene en gana. “Eso es fatal, porque esas marcas son profundas y duraderas y alteran el delicado equilibrio de la marisma”, señala Héctor.
 
Desde la altura se ve la maravilla que es Doñana, pero también todas las amenazas y peligros que la acechan, la mayoría exteriores, empezando por la agricultura.
 

 EBD, potencia en investigación sobre biología de la conservación
 
El parque nacional está rodeado por 40.000 hectáreas de cultivos de arroz y otras 6.000 hectáreas de fresas y otros frutos de invernadero, cubiertas por gigantescos plásticos. Los pesticidas que se emplean, aunque de un modo u otro afectan al entorno de Doñana, no son el principal problema, sino “otros, como el robo del agua por los pozos ilegales y la sobreexplotación del acuífero, el mal estado del estuario o el dragado del Guadalquivir”, asegura desde tierra Felipe Fuentelsaz, representante de la ONG World Wildlife Fund (WWF).
Coincidiendo con el 50º aniversario de la creación de la Estación Biológica, WWF ha hecho un informe a la UNESCO y el resto de las organizaciones internacionales que velan por la conservación de Doñana en el que se alerta sobre la peligrosa situación en que se encuentra el parque y se denuncia la mala gestión y el incumplimiento, por parte del Gobierno y la Junta de Andalucía, de 16 de las 18 recomendaciones hechas por la Unesco en 2011 para asegurar el futuro del humedal más emblemático de Europa.
“Antes, Doñana era un joven fuerte pero condenado a muerte; ahora es una persona mayor, con menos fuerza, pero indultado”, afirma Delibes, de 67 años, director de la Estación entre 1988 y 1996.
 
Delibes conoce bien Doñana, pues llegó aquí a los 27 años captado por José Antonio Valverde, artífice de la creación de Doñana, indica que al comienzo la Estación tenía 6.671 hectáreas y hoy, “aunque las agresiones exteriores son muchas”, el área protegida es de más de 100.000 hectáreas.
La historia de cómo se salvó este paraje privilegiado que sigue asombrando hoy a ornitólogos y naturalistas de todo el mundo tiene que ver con la voluntad de José Antonio Valverde y también con la ciencia.  
 
Sin duda, fue fundamental la repercusión que tuvieron las expediciones científicas internacionales que en los años cincuenta visitaron el coto, en especial la Doñana expedition de 1957, integrada por los ornitólogos de campo James Fergusson, J. Parrington y Guy Mounfort –que en 1958 publicaría Portrait of a Wilderness–. También el mejor fotógrafo de naturaleza del momento, Eric Hosking, y personalidades como Julian Huxley, Max Nicholson y lord y lady Alanbrooke. Mauricio González Gordon, uno de los dueños de Doñana, fue el anfitrión, y Valverde, invitado de última hora.
 
Lo que vieron les impresionó, y José Antonio Valverde contó después con su respaldo y el del naturalista suizo Luc Hoffman, primer vicepresidente de WWF. Esta organización se creó en 1961 con el fin de proteger la naturaleza, pero sobre todo para recaudar los 33 millones de pesetas necesarios para comprar –el 30 de diciembre de 1963– las 6.671 hectáreas que formarían la primera reserva biológica de España y que fueron donadas al CSIC un año después con fines de investigación y conservación. Seis años más tarde, WWF adquirió otras 3.124 hectáreas en la marisma de Aznalcázar, cuya gestión también cedió al CSIC, y ese mismo año de 1969, Valverde logró que el Gobierno de Franco creara el Parque Nacional de Doñana, con otras 35.000 hectáreas. 

De ser un “mal bicho” que se pasaba el día cazando linces, meloncillos y águilas, hoy especies protegidas, Boixo pasó a preservarlas y a perseguir a los furtivos que entraban al coto a matar ciervos y jabatos. Valverde lo nombró guarda mayor de la reserva en 1965 y entonces Doñana, más todavía, se convirtió en su vida. “Lo primero que hicimos fue numerar con tablillas todos los alcornoques centenarios que había, que eran 454”. Entre ellos estaban los impresionantes ejemplares de La Pajarera, un verdadero espectáculo de árboles donde cada año anidan cientos de cigüeñas, garzas y espátulas.
 Primeras campañas de anillamiento
 
La lucha entre los pájaros y los alcornoques existía ya entonces. Las deyecciones de las aves sulfataban el suelo circundante y los árboles se secaban lentamente. Hoy, debido a una enfermedad que afecta a las raíces más finas de la planta y no les permite tomar agua, los alcornoques infectados mueren en menos de un año. La ciencia investiga y, al parecer, hay un posible remedio que ha funcionado en otras especies de árboles, pero la dirección del Parque Nacional –que pertenece a la Junta, mientras la Estación Biológica depende del CSIC– no acaba de tomar la decisión de experimentarlo con algunos alcornoques, y los árboles siguen muriendo.



 
“Hoy quedan poco más de 200 alcornoques”, se lamenta Boixo, que se detiene ante un palmito rodeado de arbustos y zarzas en Santa Olalla, en medio del coto, donde predomina el monte viejo, algo que disgusta al antiguo guardés, pues, dice, habría que desbrozarlo.
“Este palmito le gustaba mucho a Felipe”. Felipe es Felipe González, y fue el primer presidente de la democracia que utilizó el coto para pasar su tiempo libre e invitar allí a políticos extranjeros. “Al que más le gustaba era a Helmut Kohl”, recuerda González, que todavía hoy afirma que lo único que echa de menos de ser presidente del Gobierno es “disfrutar de Doñana”. Cuenta Delibes que un día Felipe invitó a Kohl a ir al cerro de los Ánsares a ver la llegada espectacular de miles de gansos salvajes. “Es al amanecer, hay que levantarse temprano”, le dijo Felipe. “¿A qué hora?”, respondió. “A las seis”. “Hombre”, contestó el excanciller alemán, “a esa hora yo ya llevo un buen rato combatiendo contra el socialismo”.
Visita de Gorbachov invitado por Felipe González
 
Refugio de mandatarios y personalidades de todo el mundo, enclave de especies en peligro tan emblemáticas como el lince ibérico y el águila imperial

González también invitó a Gorbachov después del golpe de Estado en la antigua URSS. “Aunque Felipe le explicó varias veces que el palacio de Doñana era una institución pública, no hubo forma; al despedirse escribió en el libro de vistas: ‘Muchas gracias a Felipe González por haberme invitado a su dacha”, recuerda Delibes.
Un radiocasete de un coche interrumpe la paz de la marisma. Aparece un jeep Toyota, y después otro vehículo 4×4, y otro, y otro más. Sus ocupantes van de juerga. “Son de las hermandades rocieras”, explica Héctor. Hay más de cien hermandades, y algunas poseen 10.000 miembros. Decenas de ellas tienen derecho a pasar por Doñana y a pernoctar durante la romería del Rocío (50 días después de Semana Santa), pero también en otras dos fechas de su elección, como hoy. Muchos tiran papeles y desperdicios.
 
Amenazas: Está el Rocío… Los pozos ilegales. Los planes de dragado del Guadalquivir o de hacer un oleoducto, pero en medio de estas amenazas Doñana resiste y otras muchas cosas alientan. Cuando en 2003 comenzó a funcionar el Centro de Cría del Lince Ibérico de El Acebuche, el carnívoro más escaso del mundo y endémico de la Península Ibérica, la población de linces en Doñana estaba a punto de extinguirse. Once parejas de águilas imperiales anidan en el parque y se han recuperado especies de aves acuáticas como el morito. Cincuenta años después, muchos peligros acechan a este antiguo coto de señoritos.

Pero la aventura de su vida continúa.
Referencia bibliográfica:
La aventura de Doñana. Cómo crear una reserva. José Antonio Valverde.
Memorias de un Biólogo Heterodoxo. Editorial Quercus V&V, Madrid 2004.