La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Desaparece un caracol (Acicula norrisi; Gittenberger & Boeters, 1977) en peligro de extinción del Valle del Genal



La pérdida y extinción de especies no sólo afecta a grandes vertebrados como el lince ibérico, también afecta a discretas por pequeñas y desconocidas como invertebrados o diminutos líquenes. Este es el caso de un caracol endémico del Sur español, Acicula norrisi (Gittenberger & Boeters, 1977) es el nombre de este pequeño caracol conocido únicamente de Málaga y de Gibraltar.

The species has an restricted area of occupancy (8 km2 ) based on four sites (locations) in Gibraltar and one site in Spain, hence it is known from only five locations. One locations on the The Upper Rock is fully protected, however Menez (pers. comm., 2011) noted that Windmill Hill Flats is subject to new threats of habitat change, by the proposed construction of a wind farm and infrastructure in the habitat, which will provide most disturbance during the construction phase. It is therefore considered as Vulnerable (VU) D2, given the intense development on the peninsula where most of the current fresh shells have been obtained.

This species is endemic to Gibraltar and Spain. In Gibraltar, it is only known from four locations: Windmill Hill Flats, Mediterranean Steps, the slopes around Little Bay and the Europa Foreshore (Menez 2005). In Spain, there is a recent record of a dead shell from have reported a shell from in Genalguacil, in the valley of the Genal river (Malaga) (Gavira Romero et al. 2009). As this record comes from floodline debris from the river, the exact location is uncertain, however this would extend the range, if the site can be found.

This species is found in soil in rock crevices, scree and steppe (often with Acanthus mollis growing nearby) (Menez, pers. comm., 2010).

Range Map:
http://maps.iucnredlist.org/map.html?id=215

 
Acicula norrisi (Gittenberger & Boeters, 1977) es el nombre de este pequeño caracol conocido únicamente de Málaga y de Gibraltar.

Acicula norrisi (Gittenberger & Boeters, 1977) es el nombre de este pequeño caracol conocido únicamente de Málaga y de Gibraltar. El hallazgo de 2008 en el Valle del Genal supuso la primera localidad de esta especie en territorio español, y fue noticia en numerosos medios de prensa en enero de 2010. Sin embargo, este hecho no ha servido para proteger de la extinción a esta especie tan amenazada. Tan sólo se conoce otra población española en la Sierra de la Utrera (Casares), amenazada también por la actividad minera.


Estos hechos se han puesto en conocimiento del SEPRONA y de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Se ha instado a esta administración a una actuación rápida para poder salvar a esta especie, puesto que sólo una pronta respuesta podría liberar a estos organismos de su extinción.

Por estas razones, Acicula norrisi se encuentra incluida en catálogos internaciones de especies amenazadas (Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza –UICN-), en una categoría similar al lince ibérico, por lo que perder una población supondría una terrible catástrofe para la conservación de la biodiversidad en España.

Acicula norrisi vive en suelos muy húmedos, con mucha materia orgánica y con abundancia de calcio, condiciones tan particulares que no permiten su presencia en otros lugares. A diferencia del resto de los caracoles que son hermafroditas, es decir, que funcionan a la vez como machos y como hembras, Acicula norrisi tiene los sexos separados, con ejemplares machos y ejemplares hembras, lo que dificulta su reproducción y su supervivencia. Esta especie de caracol procede de una estirpe diferente a la del resto de caracoles terrestres y, a diferencia de ellos, presenta una “tapadera” denominada opérculo que protege al animal cuando se encierra en el interior de su concha.

Los casos de tularemia en humanos se disparan durante los años de plaga de topillo campesino



Un equipo de científicos de varios centros españoles confirma el vínculo entre los brotes de tularemia en humanos y las plagas de topillo campesino (Microtus arvalis) en Castilla y León. Durante los últimos 18 años, los brotes de esta enfermedad infecciosa en personas y las epidemias de topillos han coincidido en el tiempo y en el espacio, siendo la comarca de Tierra de Campos en esta comunidad autónoma una de las regiones más afectadas.Ello no debe de ser motivo para que la Junta de Castilla y León realice campañas masivas con veneno que causan daños irreversibles a las cadenas tróficas. Únicamente, requiere seriedad en la investigación y planificación de estas plagas naturales de topillo campesino.
 


Este trabajo indica que los topillos tienen un papel clave en el ciclo ecológico de esta bacteria patogénica. / Francois Mougeot et al.


La tularemia o fiebre de los conejos es una enfermedad infecciosa potencialmente grave causada por la bacteria Francisella tularensis. Los agricultores, los cazadores y los cocineros son los que más se infectan al estar en contacto con los huéspedes reservorios como roedores y conejos diversos. Los vectores frecuentes son las garrapatas y ciertas moscas hematófagas.


El trabajo muestra una clara asociación temporal entre casos de tularemia y plagas de topillos

Ahora, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Universidad de Valladolid, del Instituto de Salud Carlos III de Madrid y de la Universidad de Castilla-La Mancha han recopilado en un estudio publicado en la revista Vector-Borne and Zoonotic Diseases los casos de tularemia oficialmente declarados cada año en Castilla y León, según la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica y han cruzado esta información con medidas de abundancia de topillo durante el periodo 1997-2014.


El trabajo muestra una clara asociación temporal entre casos de tularemia y plagas de topillos. En este sentido, el número de personas afectadas por tularemia alcanzó máximos anuales durante las plagas de topillo en los años 1997 y 2007 –585 personas en el año 1997 y 486 personas en 2007–. En 2014, se repitió el patrón, con un número elevado de personas afectadas por tularemia y al mismo tiempo densidades muy elevadas del roedor.


“Para mejorar la prevención y el control de esta enfermedad infecciosa, es necesario entender mejor el ciclo ecológico de Francisella tularensis, el agente de la tularemia”, asegura Francois Mougeot, investigador de la Universidad de Castilla-La Mancha y coautor del estudio.


Los topillos, reservorio y agente


Este trabajo indica que los topillos tienen un papel clave en el ciclo ecológico de esta bacteria patogénica, siendo a la vez un reservorio y un agente de amplificación, más aún cuando el número de roedores se dispara, como en años de plaga.
Ello no debe de ser motivo para que la Junta de Castilla y León realice campañas masivas con veneno que causan daños irreversibles a las cadenas tróficas. Únicamente, requiere seriedad en la investigación y planificación de estas plagas naturales de topillo campesino como de otros vectores cercanos al hombre como la liebre o los cangrejos de río.


“Otros reservorios de la enfermedad, e importantes factores de transmisión a humanos, son las liebres y los cangrejos de río. La aparente regularidad temporal en las fluctuaciones poblacionales de topillo campesino podría sentar unas bases para anticipar épocas de mayor riesgo de contagio en el noroeste de España”, concluye Mougeot.


Referencia bibliográfica:

Luque-Larena JJ, Mougeot F, Vidal Roig D, Lambin X, Rodríguez-Pastor R, Rodríguez E, Anda P, Escudero R. “Tularemia outbreaks and common vole (Microtus arvalis) irruptive population dynamics in North-western Spain, 1997-2014”. Vector-Borne and Zoonotic Diseases  DOI: 10.1089/vbz.2015.1770


Hallada una nueva especie fósil de delfín de río en Panamá



En la costa caribeña de la República de Panamá, cerca de la ciudad de Piña, se han encontrado fragmentos fósiles de unos seis millones de años de antigüedad que corresponden a una nueva especie extinta de delfín de río, llamada Isthminia panamensis. Según los científicos del Instituto Smithsoniano de EE UU, el hallazgo arroja luz sobre la evolución de las especies actuales de estos cetáceos de agua dulce.



Reconstrucción de Isthminia panamensis comiendo un pez en un río de Panamá. / Julia Molnar / Smithsonian Institution

En la actualidad, solo existen cuatro especies de delfines de río (platanistoideos) que viven en agua dulce o ecosistemas costeros. Todas ellas están en peligro de extinción, incluido el delfín de río chino, probablemente ya desaparecido. El descubrimiento de una nueva especie fósil de estos cetáceos revela que en el pasado estuvieron mucho más extendidos por todo el mundo.

El descubrimiento de una nueva especie fósil de estos cetáceos revela que en el pasado estuvieron mucho más extendidos por todo el mundo Isthminia panamensis fue encontrado en la costa caribeña cerca de la ciudad de Piña (República de Panamá). El análisis del cráneo, la mandíbula con casi todos los dientes, parte del hombro derecho y dos pequeños huesos de la aleta datan al animal en entre 6,1 y 5,8 millones de años de antigüedad. Según los restos hallados y comparándolo con otros especímenes fósiles y actuales, el delfín pudo haber medido casi tres metros de longitud.
 
“Descubrimos el nuevo fósil en rocas marinas, y muchas de las características de su cráneo y mandíbula apuntan a que pudo haber sido un habitante marino, como los delfines oceánicos actuales”, dice Nicholas D. Pyenson, autor principal del estudio que publica la revista PeerJ, y conservador de fósiles de mamíferos marinos en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano (EE UU).


Cráneo y mandíbula de Isthminia panamensis. / Nicholas D. Pyenson / NMNH Imaging / Smithsonian Institution

Adaptarse al agua dulce
Según el investigador, muchos de los animales de agua dulce que conocemos ahora en el Amazonas, como los manatís, las tortugas o las rayas con púas tuvieron antecesores marinos. Pero hasta ahora el registro fósil de los delfines de río no daba mucha información sobre sus ancestros marinos. Isthminia panamensis podría explicar cuándo este linaje llegó al Amazonas.
   
“Isthminia es el pariente más cercano de los delfines de río que habitan hoy en el Amazonas”, dice Aaron O'Dea

Isthminia es en realidad el pariente más cercano de los delfines de río que habitan hoy en el Amazonas”, declara Aaron O'Dea, uno de los autores del trabajo y científico en el  Smithsonian Tropical Research Institute de Panamá. “Mientras que las ballenas y los delfines han evolucionado hace mucho tiempo de ancestros terrestres a mamíferos marinos, los delfines de río realizaron el movimiento inverso al volver de la tierra a los ecosistemas de agua dulce”, añade O’Dea.

Cada una de las especies de delfín de río que existen ahora muestra una solución común al problema de adaptación de hábitats marinos a los de agua dulce: presentaban un cuerpo con aletas anchas y parecidas a palas, cuellos flexibles y cabezas con hocicos particularmente largos y estrechos que les permitieron nadar y cazar mejor en los sinuosos ríos.

Referencia bibliográfica:
Pyenson ND, Vélez-Juarbe J, Gutstein CS, Little H, Vigil D, O’Dea A. (2015) "Isthminia panamensis, a new fossil inioid (Mammalia, Cetacea) from the Chagres Formation of Panama and the evolution of ‘river dolphins’ in the Americas". PeerJ 3:e1227 https://dx.doi.org/10.7717/peerj.1227

jueves, 10 de septiembre de 2015

Vida bajo el hielo antártico



Un descubrimiento sorprendente obliga a los biólogos a reconsiderar la posible existencia de vida en los ambientes más inhóspitos de la Tierra y también en el espacio.

La costa de la Antártida occidental es uno de los lugares más desolados del planeta. A lo largo de mil kilómetros, bajo el campo de hielo de la Antártida occidental, yace una serie de glaciares interconectados, de una superficie similar a la de Europa occidental, que se deslizan lentamente desde el continente hacia el mar. A medida que el hielo abandona la tierra firme, se transforma en una plataforma flotante de centenares de metros de grosor que cubre cientos de kilómetros cuadrados de océano. La plataforma de hielo de Ross tiene una superficie equiparable a la de España y es tan vasta que una corriente marina tardaría entre tres y diez años en llevar una mota de plancton desde el mar abierto, donde la luz solar y el alimento abundan, hasta las tinieblas prohibidas de la costa sepultada bajo el hielo.



Vida marina era lo último que Robert Zook y una docena de investigadores esperaban hallar el pasado enero cuando se embarcaron en una misión glaciológica en la zona donde el campo de hielo de la Antártida occidental se convierte en la plataforma de Ross. Habían viajado hasta ese remoto lugar para comprender cómo respondía al cambio climático la parte inferior del campo de hielo en su lento deslizamiento. Los acompañaban varios biólogos que pretendían estudiar posibles microbios rudimentarios, pero ninguno era especialista en organismos de mayor tamaño.



El 16 de enero, el grupo se apiñaba en torno a los monitores de vídeo de una oscura sala sobre el hielo, en el improvisado centro de control construido en el interior de un contenedor. Montado sobre esquís, los tractores lo habían arrastrado durante días, así como a medio millón de kilogramos de equipos y suministros, hasta alcanzar aquel lugar, situado a 850 kilómetros del borde marino de la plataforma. Habían empleado agua caliente para perforar, a través de 740 metros de hielo, un pozo de diámetro algo mayor al de una canasta de baloncesto, hasta alcanzar la minúscula capa de agua situada debajo, frente a la costa sepultada bajo el hielo. A continuación, habían colgado de una grúa el robot bautizado Deep SCINI y lo habían hecho descender lentamente por el pozo, conforme un cable eléctrico se desenrollaba para mantenerlo conectado con la sala de control.

Un robot enviado hasta el fondo del pozo descubrió peces y otros animales, en solo 10 metros de agua, a 850 kilómetros del mar abierto y de la luz solar.

El conocimiento tradicional sostenía que semejante lugar debía estar casi desprovisto de vida. Pero en esa zona, sin luz ni capacidad de realizar la fotosíntesis, los microorganismos utilizan fuentes de energía inusuales: los detritos que se desprenden de la capa inferior del hielo a medida que este se desliza sobre el agua. Los microbios sirven de alimento a diminutos anfípodos y estos, a su vez, a los peces.




DESTELLOS DE VIDA: Las imágenes tomadas este año por el robot submarino Deep SCINI demuestran la existencia de vida en el agua helada y oscura situada bajo las enormes plataformas de hielo adosadas a la Antártida.



El descubrimiento abre la posibilidad de que exista vida en lugares de la Tierra antes considerados inhabitables, así como en planetas y lunas similares a Europa.